martes, 15 de abril de 2014

LA POLÍTICA DE ARISTÓTELES (VIDEO)



GRADOS DE ASOCIACIÓN
Afirma Aristóteles que el hombre es un animal social por definición. Esto es que si un hombre no necesita de sociedad con otros no es, en rigor, un hombre. Será un dios o una bestia. El hombre es además un animal social por naturaleza (zoon politikon). Esto es, que todo hombre ya desde niño tiene esta tendencia a asociarse con otros semejantes. Cuando se asocia con otros no hace más que realizar su propia inclinación. Ahora bien, en un sentido muy amplio podríamos afirmar que casi todos los animales son sociales, pues en ellos aparece un grado primario de asociación sexual entre macho y hembra. El fin de esta asociación primaria es satisfacer el instinto de reproducción. El hombre posee también este instinto y de la satisfacción de éste surge la familia. Es claro que no puede ser en este sentido en el que el hombre es llamado social. Lo poseen también los animales. Existe otro grado secundario de asociación superior al anterior. Cuando varias familias se unen en un pueblo o aldea procurando un beneficio para todos los participantes. La finalidad de esta asociación es una más efectiva división del trabajo y una mejor defensa ante males externos. No obstante, existen algunos animales que se reúnen con estos fines en pequeñas “aldeas” como el propio hombre: las abejas y las hormigas. Tampoco puede ser por esta asociación por la que el hombre es llamado social, pues en este sentido no hay diferencia con abejas u hormigas.

martes, 1 de abril de 2014

LA FILOSOFÍA DE ROUSSEAU 2/2 (el contrato social)



EL CONTRATO SOCIAL 

LA VOLUNTAD GENERAL Y EL PUEBLO SOBERANO
      Rousseau nos recuerda cómo se originó el Estado. Había ricos poderosos y pobres sometidos. Los intereses de los ricos se defendían por la fuerza. No obstante, el conflicto y la inseguridad imperaban debido a la ilimitada ambición de los ricos y la envidia de los pobres. Para eliminar el conflicto y la inseguridad, y mantener sin embargo la situación ventajosa, los ricos propiciaron un pacto social. En virtud de este pacto surgió el Estado. Ahora bien, para Rousseau este pacto es ilegítimo e injusto. Ilegítimo por que los que suscribieron el pacto no eran iguales en el momento del acuerdo. Los más pobres se vieron obligados a firmarlo debido a su precaria situación. Injusto por que la ley no defiende el bien común, sino el privilegio de los ricos y poderosos. De modo que el nuevo pacto que Rousseau propone exige que los contratantes estén en similares condiciones. Se ha de suponer, pues, que entre ellos no habrá grandes diferencias de riquezas por las cuales se pudiesen pervertir sus rectas y justas decisiones. Nadie tendrá tanto que pueda comprar a otro y ni tan poco que se vea forzado a venderse. Rousseau desconfía pues de la riqueza y de la propiedad privada, pero no la prohíbe. En cualquier caso, nos advierte de que una sociedad con grandes diferencias de riqueza es una amenaza continua para la igualdad y la libertad política. En el pasado fue la causa principal del pacto ilegítimo e injusto. Y en cualquier tiempo futuro, aun instaurada una sociedad justa, podrá ser causa de su fracaso. La razón es clara. Los ricos, desiguales en fortuna, pronto se desviarían de la voluntad general y querrían ser también desiguales en relación con la ley. Por otro lado, fomentaría la envidia de los más pobres, y los alejaría de la recta razón.